FICHA DE LA RUTA A LA CERRA DE TÍJOLA
- Distancia: 4 km
- Desnivel acumulado: 180 m.
- Duración: 2 horas
- Tipo de camino: Sendero y pista forestal.
- Población más cercana: Tíjola.
- Dificultad: Media.
- Información adicional:
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DESCRIPCIÓN DE LA RUTA POR LA CERRÁ DE TÍJOLA
La Cerrá de Tíjola es un desfiladero de belleza sorprendente situado en los alrededores de la población de Tíjola, en el Valle del Almanzora. Este lugar especial se distingue por sus imponentes cortados verticales que encajonan el cauce del río Bacares y a la exuberante vegetación que crece a lo largo de sus orillas.

Punto de partida: Ermita de El Salvador de Tíjola
La ruta comienza en la ermita de El Salvador, situada en límite del casco urbano de Tíjola. A esta población, situada en el valle del Almanzora, a una hora y cuarto de la ciudad de Almería, se llega por la carretera A-334. En esta carretera, hay que ir hasta el cruce con la carretera AL-3102, dirección Tíjola, Bayarque, Velefique y Tíjola, para en alrededor de un kilómetro llegar a la ermita. Junto a la ermita hay una explanada donde podemos dejar los vehículos.
Vereda de Alcontar a Armuña: Camino hacia la Cerrá de Tíjola
Iniciamos la ruta rodeando la ermita de El Salvador para tomar un camino que asciende suavemente por su parte trasera. A pocos metros, nos incorporamos a una estrecha carretera asfaltada que llega desde la izquierda. Mantenemos el rumbo recto, sin desviarnos, hasta alcanzar una curva donde se encuentra un almacén agrícola.
En este punto, ignoramos tanto el camino a la izquierda como la senda entre olivos, y continuamos avanzando por la misma carretera que sigue el antiguo trazado de la vereda que unía los pueblos de Alcontar y Armuña. El trayecto es sencillo, aunque hay varios caminos que surgen a derecha e izquierda que debemos ignorar.
Después de aproximadamente 1 kilómetro desde el inicio, llegamos a la ribera del río Bacares, acompañado de una acequia que discurre en paralelo. Aquí abandonamos el asfalto para tomar una senda que sigue junto a la acequia, atentos para encontrar un paso que nos permita cruzar al otro lado del río.

Molino de la Cerrá
Tras cruzar el río Bacares, continuamos la ruta caminando junto a una nueva acequia en la orilla opuesta, adentrándonos cada vez más en el entorno cerrado y verde de la Cerrá de Tíjola. Pasamos junto a los restos de algún tipo de infraestructura hidroeléctrica.
La vegetación se vuelve más densa y el paisaje más encajonado. Al tomar una curva, encontramos las ruinas de una construcción singular: el Molino de la Cerrá, también conocido como Molino del Francés.
Este antiguo molino harinero, construido en 1880 por el fotógrafo francés Guillaume Guiard Burgalat, aprovechaba la fuerza del agua canalizada para mover su maquinaria. Años más tarde, fue reconvertido en una central hidroeléctrica, conocida como la Fábrica de la Luz Santa Isabel, que durante décadas abasteció de electricidad a los alrededores.

La Cerrá de Tíjola
Rodeamos las ruinas del Molino de la Cerrá y entramos de lleno en la Cerrá de Tíjola, un estrecho y espectacular paso flanqueado por imponentes paredes de roca. El paisaje se vuelve sobrecogedor; aquí, el ser humano se siente pequeño.
A pocos metros del molino encontramos una galería y una escalera de pizarra que sube hasta la acequia que alimentaba el molino. Quienes se atrevan a subir, con mucha precaución ya que no hay barandilla, obtendrán una vista elevada única sobre la vegetación y el cañón. La ruta no es por la acequia, si subes hay que bajar, lo cual es más complicado.

Volvemos al sendero, que continúa junto al río Bacares. Poco después, cruzamos el río de nuevo y a partir de aquí permanecemos siempre en esta orilla. El camino serpentea junto al cauce, envuelto en una espesa vegetación ribereña, hasta que nos enfrentamos a un pequeño desnivel de más de 2 metros, que superamos con ayuda de unas agarraderas de hierro ancladas a la roca.

El sendero se separa brevemente del río y asciende ligeramente para bordear unas antiguas ruinas, posiblemente de otro molino. Al llegar a un cruce, ignoramos el sendero ascendente y tomamos el que baja hacia la derecha, acercándonos de nuevo al agua.
A partir de aquí, la precaución es esencial: avanzamos por una estrecha senda elevada sobre el río, con una pared de roca a nuestra izquierda y una caída a nuestra derecha. Este tramo, aunque algo técnico, es el más bello y salvaje de toda la ruta.

Tendremos especial cuidado en el paso por un murete de piedra, ayudados por una cuerda de hierro fijada a la pared, que nos brinda seguridad adicional.

Cascada de la Fuente del Huevo
Continuando por la senda, llegamos a un cruce donde un sendero asciende y otro desciende. Tomamos el sendero que baja, ya que nos conduce a uno de los rincones más especiales de la ruta: la Cascada de la Fuente del Huevo.

Este bello salto de agua, escondido entre la vegetación y el rumor del río, ofrece un rincón perfecto para una pausa, unas fotos o simplemente para disfrutar del sonido del agua y la frescura del entorno.
Tras este breve pero imprescindible desvío, regresamos sobre nuestros pasos hasta el cruce y tomamos ahora el sendero ascendente, que nos aleja del cauce del río Bacares.
Cueva de la Paloma
Comenzamos a ascender por las faldas del Cerro del Embustero, siguiendo un sendero que discurre paralelo al río Bacares, cada vez a mayor altura. Caminamos entre rocas y matorrales, ganando vistas privilegiadas de la Cerrá de Tíjola desde un ángulo distinto y elevado.

A unos 400 metros, atención al camino: el sendero realiza un giro cerrado de 180 grados a nuestra derecha que puede pasar desapercibido si no estamos atentos. Tras la curva, seguimos ascendiendo por una zona rocosa, donde se aprecia un antiguo desprendimiento de bloques desde la cima del cerro.
Un poco más adelante, alcanzamos un cruce con un camino con una valla de madera. Aquí se abre la opción de hacer un breve desvío a la derecha para visitar la Cueva de la Paloma, antes de retomar nuestra ruta que continúa hacia la izquierda.
La Cueva de la Paloma es una cavidad natural de interés geológico e histórico, donde se han realizado antiguas excavaciones y prospecciones mineras, en su mayoría buscando vetas de cobre.

Tíjola la Vieja
Tanto si hemos visitado la Cueva de la Paloma como si no, continuamos ascendiendo hasta alcanzar un collado, donde dejamos atrás el camino anterior para tomar un sendero a la izquierda que asciende hacia el Cerro del Embustero. En su cima nos esperan las ruinas de Tíjola la Vieja.
Este yacimiento arqueológico es uno de los más importantes del Valle del Almanzora, con vestigios que abarcan desde la prehistoria hasta la época andalusí, pasando por momentos clave como la rebelión morisca. Aunque el paso del tiempo ha deteriorado parte del conjunto, todavía pueden apreciarse estructuras tan significativas como el aljibe, varios silos excavados en la roca y una maqbara (cementerio islámico). Desde lo alto, las vistas al valle del Almanzora y a la actual Tíjola son espectaculares

Regreso
Tras explorar las ruinas de Tíjola la Vieja, retomamos el camino descendiendo por un sendero en zigzag que baja por el collado entre las dos cimas del Cerro del Embustero. La bajada nos lleva a través de otra zona rocosa, marcada por antiguos desprendimientos.

El sendero sigue su descenso, llevándonos poco a poco hacia Tíjola. Finalmente, desembocamos en una estrecha carretera que ya recorrimos al inicio de la ruta.
Desde aquí, solo queda seguirla en dirección contraria, hasta alcanzar de nuevo la ermita de El Salvador, punto de partida y cierre de esta ruta.
No olvides…
Dado que la ruta transcurre por senderos que no están señalizados, te recomendamos leer esta descripción con atención y llevar el track descargado en tu móvil o GPS para mayor seguridad. Imprime también el mapa.
Echar un vistazo a las fotos del recorrido te ayudará a familiarizarte con el entorno y anticipar los tramos más complicados. Y no olvides consultar la previsión meteorológica antes de salir.