FICHA DEL SENDERO DE LA SABINA
- Distancia: 11,4 km.
- Desnivel acumulado: 550 m.
- Duración: 4 horas.
- Tipo de camino: Pista forestal.
- Población más cercana: Chirivel.
- Dificultad: Media-alta.
- Información adicional:
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DESCRIPCIÓN DEL SENDERO DE LA SABINA
Esta ruta te lleva al Parque Natural Sierra María-Los Vélez, muy cerca de Chirivel, para descubrir uno de los árboles más impresionantes de Almería: la Sabina Albar centenaria, declarada Monumento Natural en 2003.
El recorrido asciende a 1750 metros de altitud, atravesando un entorno de gran riqueza botánica donde podrás conocer las tres especies de sabina presentes en la zona: sabina mora, sabina rastrera y la impresionante sabina albar, protagonista del sendero, con sus más de 600 años de vida.
En el tramo final, el paisaje se transforma en un escenario casi lunar, creando un contraste sobrecogedor con la vegetación anterior. Antes de llegar, disfrutarás de una parada en el Mirador de la Sabina, con vistas panorámicas del valle de Chirivel y las sierras del Saliente, las Estancias y los Filabres.
Una ruta exigente pero inolvidable, perfecta para amantes del senderismo que buscan paisajes únicos y árboles con historia.
Ten en cuenta que el recorrido explicado en esta página no completa el sendero oficial, solo llega hasta la sabina rastrera, habiendo partida desde el extremo sureste del sendero. La vuelta se hace por el mismo camino que se ha ascencido. Se marca la ruta de dificultad media-alta por el desnivel, unos 550 m, en unos pocos kilómetros.

Punto de partida: Aparcamiento sendero de la Sabina
Comenzaremos en el extremo sureste del sendero oficial, donde hay una pequeño aparcamiento. Para ello, hay que ir hasta la autovía A92N y salir por la salida 102 Fuente Grande. Desde la salida de la autovía hay una carretera hasta la pedanía de Fuente Grande, a partir de aquí hay que seguir una pista forestal de tierra, dirección Cortijo del Mojonar, hasta el aparcamiento. Se pueden seguir las indicaciones buscando las coordenadas en Google Maps.
El Cortijico
Iniciamos nuestra marcha con un suave ascenso, por la zona conocida como Los Tablares, hacia el norte. Al fondo, se encuentran las cumbres de la Sierra de María, que nos servirán de guía durante buena parte del recorrido. A unos 200 metros, una valla marca el final del paso para vehículos.
El camino está rodeado de pinos, carrascos y alguna encina y nos lleva al barranco del Cuervo, una pequeña rambla en este punto. Poco después, empieza a asomar El Cortijico, una construcción tradicional de la zona. En el horizonte, el imponente perfil del Morrón del Mediodía empieza a ganar protagonismo.

El camino traza una curva amplia que momentáneamente parece alejarnos del cortijo. A lo lejos, podemos distinguir el collado del Mojonar. Finalmente, bordeamos las edificaciones de El Cortijico, justo antes de afrontar una subida más exigente que nos lleva a un cruce donde hay una fuente y una balsa. En este cruce debemos ir hacia el camino que asciende a nuestra derecha.
Sabina Mora
Desde el cruce con la fuente, el camino avanza hacia el hueco entre el Morrón del Mediodía, que se alza cada vez más imponente a nuestra derecha, y el Morrón de los Pavos.

Pronto, el camino discurre junto a la rambla de la Sierra. La pendiente se acentúa de forma notable y nos obliga a aminorar el ritmo.
La recta termina y el camino se curva para llevarnos a la primera de las sabinas. Un panel informativo nos confirma su nombre: Sabina Mora. Desde aquí, además, se abre una panorámica privilegiada del corredor de Chirivel, extendiéndose a nuestros pies como un mosaico de campos y caminos.

Mirador de la Sabina
Nos enfrentamos ahora al tramo más exigente de la ruta: casi un kilómetro de subida continua hasta alcanzar el Mirador de la Sabina. La pendiente se acentúa notablemente, y el camino, en su esfuerzo por adaptarse al terreno, serpentea en curvas. En algunos puntos, la senda está empedrada con lajas de pizarra.
El esfuerzo tiene recompensa. Al llegar al mirador, nos reciben varios bancos, colocados para descansar… y contemplar. Desde aquí, el panorama se abre sobre el corredor de Chirivel, que se extiende al sur como un mar de tierras cultivadas.

A nuestra derecha, domina la vista el Morrón de los Pavos; a la izquierda, el escarpado Peñón del Mediodía. Y en la lejanía, si el día está claro, podemos distinguir tres sierras que se alinean en el horizonte: la Sierra del Saliente, la Sierra de Las Estancias y, más al fondo, la Sierra de los Filabres, con la inconfundible silueta de la Tética de Bacares recortándose al cielo.
Es un momento perfecto para detenerse, recuperar el aliento y dejar que la mirada se pierda en la inmensidad del paisaje.
Sabina centenaria Albar
Tras el merecido descanso en el Mirador de la Sabina, retomamos el camino para afrontar el último tramo de subida. Algo menos de un kilómetro hasta alcanzar el punto más alto de la ruta, un collado situado a 1750 metros de altitud. La pendiente, ahora más suave, permite disfrutar del entorno mientras seguimos ganando altura. Vemos como el mirador de la Sabina queda pequeño y muy por debajo de nosotros.

Desde lo alto, iniciamos un suave descenso rodeados de matorral bajo típico de la alta montaña, con abundancia de piorno. A nuestra derecha, la cresta rocosa de la Sierra de María se alza como un muro natural que acompaña nuestros pasos.

Poco después, el sendero nos conduce hasta una zona habilitada para el descanso, donde encontramos bancos y una pequeña fuente. Nos encontramos ya en el entorno del Monumento Natural Sabina Albar, el principal atractivo de esta ruta. Un corto sendero señalizado desciende suavemente hasta el lugar donde se encuentra esta sabina con más de 600 años de historia.

Cualquier palabra se queda corta. Nuestra recomendación: rodeadla con calma y buscad ese punto donde se puede entrar a la cúpula vegetal que forman sus ramas. Desde dentro, se puede apreciar mejor el retorcido tronco y su increíble fuerza vital. Paneles informativos junto al ejemplar nos cuentan su historia y sus peculiaridades.

Sabina Rastrera
Después de hacer compañía durante un rato a la Sabina Albar, que reina solitaria entre las montañas, reanudamos la marcha. El camino discurre ahora en llano, manteniéndose en el entorno de alta montaña, hacia un nuevo collado.
Desde el collado iniciamos un descenso suave, pasaremos junto a un cruce, donde debemos ir a nuestra izquierda y llegaremos al tercer y último tipo de sabina presente en esta ruta: la sabina rastrera.

La sabina rastrera se adapta al entorno formando matas bajas, pegadas al suelo, como si la montaña la hubiera modelado a su antojo. Junto a ella, un panel informativo.

Regreso
Aquí concluye la descripción de la ruta. Aunque el sendero oficial continúa descendiendo por el Barranco Molina hasta el otro extremo de este sendero, optamos por dar la vuelta y regresar al punto de partida por el mismo camino. El paisaje que ya nos acompañó a la ida se redescubre ahora con nuevas perspectivas. Volveremos a ver la Sabina Albar, el mirador, El Cortijico y, finalmente, la zona de Los Tablares, completando así el recorrido.
No olvides…
Aunque la ruta transcurre por un camino bien definido y fácil de seguir, es recomendable leer con atención esta descripción, llevar el track descargado en tu móvil o GPS, y, si es posible, imprimir un mapa. También te aconsejamos echar un vistazo a las fotos para familiarizarte con el entorno y consultar la previsión meteorológica antes de salir.